Cuando llega la hora de echar un polvo, es muy fácil olvidar los puntos en contra de una mujer. Al fin y al cabo, tampoco es una relación de convivencia a largo plazo, sino un metesaca sin importancia. Por eso, no hay que ponerse exigente con esta señora sino disfrutar de sus virtudes. La tía es una zorra, sabe lo que se trae entre manos (y entre sus piernas) y tiene la experiencia necesaria como para complacer a un hombre con el esfuerzo justo.

Además, no es una purista del sexo tradicional así que tampoco tiene ningún inconveniente en utilizar un vibrador para gozar al máximo. No te pierdas esta escena porque a veces infravaloramos a las abuelas y con las décadas que llevan pasándoselo en grande conocen todos los trucos habidos y por haber para exprimir al cien por cien sus relaciones sexuales.

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