Esta abuela cachonda tiene un sueño desde hace mucho tiempo. Ella está ansiosa por convencer a un chico de ir a su casa para follar el resto de la tarde. Pero la única manera de lograrlo, será llamando al repartidor de pizzas, y ofreciéndole algo a cambio de pasar un buen rato follándola. Se nota que el chico también lo disfrutará ya que esta vieja es una perra en todos sus aspectos y no quiere dejar de hacer el sexo.

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